Cuando pensamos en el aire acondicionado o la refrigeración, lo primero que se nos viene a la mente es comodidad, frescura o conservación de productos. Pero, ¿sabías que una mala instalación puede convertir tu sistema en una amenaza silenciosa para el medio ambiente?
Una instalación deficiente puede incluir:
Aunque algunos de estos errores pueden pasar desapercibidos al inicio, a mediano y largo plazo pueden tener consecuencias graves.
Un equipo mal instalado consume más energía para lograr la temperatura deseada. Esto no solo se refleja en el recibo de luz, sino también en un mayor uso de recursos y emisiones de CO₂ si la energía proviene de fuentes fósiles.
Los refrigerantes como el R-410A o R-22 tienen un alto potencial de calentamiento global. Si se liberan al ambiente, su efecto es miles de veces mayor que el del dióxido de carbono.
El desgaste prematuro de un sistema mal instalado genera más residuos electrónicos y la necesidad de fabricar nuevos equipos antes de tiempo, lo que agrava la huella ambiental.
Aquí van algunas recomendaciones a tener en cuenta para tener un buen sistema de refrigeración :
Una instalación correcta no solo optimiza el rendimiento de tu sistema, también es una acción concreta a favor del medio ambiente. Elegir bien desde el principio puede marcar una gran diferencia en el consumo energético y el impacto ambiental.